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PREPARANDONOS PARA EL 2010


Cada año es un regalo de Dios. Un año es como una joya que tiene 365 piedras preciosas hermosas. Toda joya valiosa necesita ser cuidada, guardada y disfrutada en la perspectiva correcta. ¿Cómo puedo tratar el tiempo como una joya?, En Ef. 5:16 y Stg. 3:13 lo podemos encontrar. He aquí las diez lecciones más sencillas de la vida, si las aprendes serás sabio.
Estas diez lecciones, cada uno de nosotros, las tendremos en este nuevo año:
1.- Dios es el primero en la vida, porque el principio de la sabiduría es el temor a Dios. El no es el último recurso cuando las cosas van mal, sino el primero para que todo salga bien en la vida, Mt. 6:33.
2.- Dios nos ha dado en mayordomía un cuerpo. Si te gusta ese cuerpo o no, ese cuerpo te lo dio el Señor por el resto de tu vida, de manera que es mejor que aprendas a amarlo y a convivir con él. I Co. 6:19-20.
3.- Siempre aprenderás lecciones en la vida. Cada día en la escuela de la vida tendrás la oportunidad de aprender nuevas lecciones. Te gusten o no, son lecciones y hay que aprenderlas, II Co. 1:3-7.
4.- Una lección es repetida hasta que ella es aprendida, sólo cuando la hayas aprendido podrás pasar a la próxima lección. No hay atajos en esto, nos hay cursos gratis ni diplomas comprados en la vida. La Escuela de la vida es inclemente, Is. 28:13.
5.- No hay errores, sólo lecciones. Crecimiento es un proceso que implica errores, pero en la vida y con Dios esos errores se convierten en lecciones. Todos los que han logrado algo en la vida podrán decirnos cuantas veces no lo lograron. Es así como cada detalle casi perdido se convierte en una piedra preciosa, Ro. 8:28; Pr. 24:16.
6.- El aprendizaje de lecciones es un proceso que no tiene fin. No existe parte de la vida que no contenga lecciones. Si estás vivo, entonces todavía hay lecciones que aprender. La carrera de la vida y el diploma de la existencia humana no es el producto de un curso de 3, 10 o 12 años. Toda la vida es el curso. Es una carrera con una meta infinita, I Co. 10:1-11.
7.- Los otros son espejos para tu vida. No puede amar u odiar a nadie a menos que entiendas que lo que amas u odias es un reflejo de lo tuyo que amas u odias. Resentimiento, odio y amargura es la mejor forma de torturarnos a nosotros mismos. Mt. 7:1-2.
8.- Haz de tu vida algo que crece. Tienes todas las herramientas y recursos que Dios te ha dado para la formación de tu vida. Lo que hagas con esas herramientas determinará tu crecimiento, pero siempre la decisión es tuya. Dios ha puesto dentro de ti dones, capacidades, habilidades y ministerios. Esas son herramientas de Dios para tu formación, I Co. 12:7.
9.- Allí no es mejor que aquí. Cuando tu allí ha llegado a ser tu aquí, simplemente obtendrás otro allí que parece mejor que tu aquí. Por lo tanto disfruta y se fiel con tu aquí. No mires los campos ajenos que parecen más verdes, cuando el tuyo lo que necesita es un poco más de diligencia. No te distraigas con el plato que le pusieron a tu vecino si estás en la misma mesa con él. Tu plato quizás es el mismo o a lo mejor te sorprendieron con un plato mejor pero no lo has notado por mirar el ajeno, I Ts. 5:16-18.
10.- Las repuestas están en la Palabra de Dios. Cuando las dudas te asalten y la confusión te rodee busca las respuestas en la Palabra de Dios. La Biblia sigue siendo el manual del fabricante. Cuando lo hayas tratado todo y el asunto no se ha resuelto la respuesta aún está en la Palabra de Dios.

Deja que Dios te hable, te enseñe y te guíe, Sal. 119: 105. Mira con alegría lo que Dios te tiene reservado para este nuevo año 2010. No pierdas la fe. Practica estas diez lecciones y prepárate para lo mejor, que sin dudas es lo que viene, Deu. 29:29. Tu vida está en las manos de Dios y él te ha dado sabiduría y entendimiento para administrar todo lo que él ha sembrado dentro de ti.
¡Qué Dios te siga sosteniendo y tú puedas seguir viendo lo que él te ha dado!

EL CRISTO INCOMPARABLE

Hace más de dos mil años nació un hombre contrariamente a las leyes de la vida. Este hombre vivió en la pobreza y fue criado en la oscuridad. No hizo grandes viajes. Solamente en una ocasión cruzó el límite del país en dónde vivía; solo fue en el exilio en su niñez.

No poseía riquezas ni influencia. Sus parientes eran gente común y no tuvo preparación ni educación formal. Durante la infancia provocó pánico a un rey; en la niñez dejó asombrados a los doctores de la Ley; en su edad adulta rigió el curso de la naturaleza, caminó sobre las aguas como sobre el pavimento y aquietó el embravecido mar.

Sanó a las multitudes sin medicina y no cobró por sus servicios.

Nunca escribió un libro y sin embargo todas las bibliotecas del país no podrían dar cabida a la cantidad de libros que se han escrito respecto de El. Nunca escribió una canción y, sin embargo, El ha provisto tema para más canciones que todos los autores y compositores juntos. Nunca fundó un colegio, pero todas las escuelas reunidas no pueden jactarse de tener tantos estudiantes. Nunca dirigió un ejército ni enroló un soldado ni disparó un fusil; sin embargo, nunca un líder ha tenido más voluntarios que, bajo sus órdenes, hayan hecho que más rebeldes amontonen sus armas y se rindan.

Nunca practicó la psiquiatría, sin embargo ha sanado más corazones quebrantados que todos los doctores, de cerca y de lejos. Una vez cada semana, las ruedas del comercio dejan de girar y las multitudes emprenden el camino hacia las reuniones de adoración para tributarle su homenaje y respeto.

Los nombres de los orgullosos estadistas del pasado en Grecia y Roma han venido y se han ido. Los nombres de los científicos, filósofos y teólogos del pasado han venido y se han ido; pero el nombre de este hombre crece cada vez más. Aún cuando el tiempo ha derramado más de dos mil años entre la gente de esta generación y la escena de su crucifixión, El vive. Herodes no pudo destruirlo y la tumba no pudo retenerlo.

El se empina sobre el más alto pináculo de la gloria celestial; proclamado por los ángeles, adorado por los creyentes y temido por los demonios, como el Cristo viviente y personal, nuestro Señor y Salvador.