www.muc.cl

NO TE DES POR VENCIDO...


Pablo nos dice en la Carta a los Romanos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Romanos 8:28). O sea, que si tú amas a Dios, todo estará dispuesto para tu bien. La pregunta es: ¿Qué significa amar a Dios? Hay varias respuestas posibles para esta pregunta, pero hay una que es definitiva. En el capítulo 14 del Evangelio de Juan aprendemos que demostramos nuestro amor a Dios, obedeciéndolo (Juan 14:15, 21; 23-24). Es lógico ¿quién podría decir que ama a su padre, pero no lo obedece? Sería un amor falso, no verdadero. Por lo tanto, si amamos a nuestro Padre celestial, nuestro único y verdadero Padre, debemos obedecerlo en todo y sin vacilar.

Por lo tanto, la enseñanza de Pablo en la Carta a los Romanos dice: Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo obedecen. Una de las principales actitudes de obediencia a Dios es aceptar Su voluntad. ¿Por qué? ¡Porque Dios sabe lo que hace! ¡El Señor siempre tiene una razón, un propósito! No es necesario que nosotros comprendamos. ¡Simplemente deja que Dios haga su voluntad y que todo sirva a Sus propósitos perfectos!

Obedece Su palabra y acepta Su voluntad, siempre, sea lo que sea, te irá bien, porque El Señor lo dispondrá todo para tu bien. No siempre parece así. Muchas veces cuando estás en medio de la tormenta piensas que no lo vas a lograr, pero Dios consigue Sus mayores victorias en aparentes derrotas.

Tal vez tu problema tenga el objetivo de fortalecerte y dotarte para que des fuerzas a los demás. Tal vez tu situación te lleve a una victoria muy superior, que aún no has visto, porque no tienes la perspectiva de Dios. Jesús en el jardín de Getsemaní le pidió a Su Padre que evitara su martirio y crucifixión, pero que se hiciera su voluntad (Mateo 26:39). Dios no evitó la muerte de Jesús, pero lo resucitó y le dio autoridad total sobre el cielo y la tierra.

De modo que, ¡No te des por vencido! ¡No te hundas en tus dudas y temores! ¡Haz de tus problemas, situaciones y circunstancias, tu esperanza y tu fortaleza de fidelidad a Dios! ¡Toma tu barca y hazte a la mar otra vez! ¡No temas a la tormenta que no tiene que ser el fin, sino el comienzo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario